Luchy Nuñez

LUCHY NÚÑEZ

Página Oficial

CONOCE MI OBRA

XXV PREMIOS DE PERIODISMO GONZALEZ RUANO 1991

XXV PREMIOS PERIODISMO GONZÁLEZ RUANO

(1991)

Artículo: "Matar a un niño"

 

Premio "CÉSAR GONZÁLEZ RUANO" de Periodismo 1992          >>> Reseña <<<

Publicado en Diari de Tarragona el 13 de diciembre de 1991        >>> Ver original <<<

ARTÍCULO: 

Solo me cabe una explicación: un terrorista no sabe qué es un niño; la clave de este horror debe estar en que tiene un desconocimiento absoluto de lo que es un chaval. Por eso, y con la esperanzada intención de que este escrito caiga en sus manos, esté donde esté agazapado y sea quién sea, voy a hacer un boceto de niño.

El colodrillo del niño huele especial; huele a colodrillo de niño y punto. Esto no es una perogrullada, terrorista; pruebe usted. No tiene nada que ver con la cabeza grasa o calva del adulto, con los sesos empapados de ideas de los mayores, con las sienes cansinas de los viejos pensadores, con la brillantina de los pasotas, ni siquiera con la lavanda de los estudiantes. Tiene su explicación y su lógica: debajo, los niños de todos los remolinos y pelos, de todos los mocos, de todas las mercrominas, y de todos los jerseys, son iguales: cantera tierna y porosa como el mató de Montserrat, la cuajada de Rentería, y el requesón de Jaén. Y se fían del escalpelo y el cincel del adulto.A un niño le puede contar una historia de realismo mágico y se la cree a pie juntillas.Por ejemplo, si le dice que un terrorista es una persona como su papá, como el profesor de natación o como la señora que le sujetó la cabeza cuando vomitó en el tobogán del patio, dice que sí y se lo cree. Dígale que usted es un héroe que se arriesga por su ideología, que no es cobarde y que no se esconde después de dejar una bomba activada en su coche y verá que el niño se lo traga. Saque voz rasposa, de viejo y chimenea, y dígale despacito y muy cerca, (podrá comprobar que a su soplo no se le mueve ni un pelo) que sufre tanto como un abuelete solitario que se acuesta con los calcetines puestos. ¿Se ha fijado como le entra por los ojos la historia, y como le gusta la voz que sabe contar cuentos? Ahora golpéese el pecho a lo Tarzán y dígale que su misión es meramente ecologista y que se trata de un trabajo para depurar la raza. ¿Ve cómo asiente con las pestañas? Enséñele los dientes y dígale que se ahoga como las ballenas sin agua, que todo lo hace por el cumplimiento de su deber y repare en su boquita en forma de hache aspirada y en cómo contiene la respiración.Pero usted siga, terrorista, no se entretenga; es preciso que aprenda, cuanto antes, qué cosa es un niño. Ahora juegue a las sorpresas con él y muéstrele su macuto lleno de herrumbres, llaves, municiones, clavos, latas de conserva, revólveres, pólvora, en fin, usted sabrá lo que necesita, y vaya explicándole... . "esto es un trozo de quilla del Juan Sebastián Elcano, esto clavos de Óscar Cadiach el alpinista, esto unas balas de Búfalo Bill, esto comida para perros y gatos, esto polvos de la madre Celestina y esto, (aquí sacará el revólver) una mariposa, con las alas un poco quebradas, pero alas, ¡qué digo! ¡es mucho más, es una maripo-gaviota!" Verá que su pistola se pone a volar desde el espliego hasta el mar y del mar el espliego, terrorista.


Pero no se confunda: el niño no es tonto; es esencialmente crédulo y mimético. Sin embargo, mientras sueña en ser adulto, (un buen adulto como piensa que somos los adultos) prefiere: interminables vasos de agua, de un tirón y sin respirar, pues es sediento por naturaleza; el chocolate sin pan y la merienda con tomate y en la calle; el sábado para ver los dibujos animados y el lunes para que llegue pronto el sábado. Poco, ya ve usted, la vida por delante juego a juego. Aman, eso sí, sobre todas las cosas, la mano del grande que les acompaña al colegio. Y pese a las sofisticaciones de los ayrgam-boys y las barbis superestar, esconden tesoros de todos los tiempos tales como cromos repes y de picar; canicas; un caleidoscopio de cartón para cuando les ataca la fiebre o los dolores de crecimiento y se aburren en la cama; mariquitinas recortables; un tirachinas hecho con alguna liga que apareció por casa; algunas piedras chulas que le han afanado en las escolleras o en el río; y una felicitación de Navidad que, vaya usted a saber el motivo, les dio corte mandar en su día.

Y bueno, para que le intuya un poco mejor, le dejaré anotadas dos o tres claves sobre sus miedos. Temen las desolladuras de las rodillas más que las de la cara; las inyecciones; la oscuridad; las casas sin pararrayos; los primeros platos obligatorios; que les corten las uñas de los pies; los enfados de los padres que no siempre entienden; imaginar terremotos y maremotos; y a eso de los nueve o diez años cogen pánico a las Natus y a las Socis, si bien es verdad que no mucho después temen sobre todo a las risitas del sexo contrario. Esa es la edad del acné y del bozo.

Terrorista, ahora me percato de que estoy escribiendo en un borrador que empieza con x-1-6=y+1+6. Se me pasaba decirle que , con el tiempo, van aprendiendo a hacer ecuaciones de todo tipo, descifran peliagudas incógnitas y hasta se cepillan los dientes con placer; cuando esto llega ya no son tan crédulos y cuestionan, inexorablemente, las verdades de los adultos. Así que solo añadirle a pié de página, no una sentencia, ni un consejo, ni siquiera una conclusión, sino una certeza. No hay peor fraude que el que se le hace a un niño; primero porque es un ser indefenso y segundo porque se corre el riesgo de que, por mímesis, nos lo pague con la misma moneda; en su caso la del terrorismo. Matar a un niño.

Deja un comentario

Asegúrese de introducir toda la información requerida, indicada por un asterisco (*). No se permite código HTML.

 

LUCHY NÚÑEZ

©2017 Todos los derechos reservados